El 7 de marzo, día previo al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como ya hicimos el año pasado, aprovechamos para hacer un llamamiento contra la violencia de género llevando a cabo una performance en la plaza elíptica de la Escuela.
La performance llevaba el título de LA VOZ DE LAS MUERTAS, porque eso es lo que pretendía, dar voz a las que maltratadas, violadas, despedazadas y enterradas, habían sido privadas violentamente de su propia voz.
La performance estaba protagonizada por nueve hombres que sacaban en brazos a nueve mujeres muertas, con las cabezas cubiertas por sacos, y las depositaban sobre un lecho de hojas secas, que simbolizaba las tumbas donde fueron halladas o donde ahora mismo se encuentran enterradas.
Una vez tumbadas en las hojas, procedían a levantarse, a quitarse el saco que las asfixiaba y con un megáfono, nos iban contando la terrible historia de sus asesinatos. Cuando acabaron de hablar, sus asesinos volvían a introducirlas en sus tumbas. En ese momento, hacía su entrada la Justicia, ciega, acompañada de cuatro ninfas blancas. A una señal de esta, dos chicas salieron a leer un manifiesto, que reivindicaba entre otras cosas justicia para esas muertes violentas y el derecho a vivir sin miedo.
Una vez acabado de leer el manifiesto, dos chicas ataban con cadenas a los asesinos, que eran entregados a la Justicia, que se los llevaba presos.
El final, muy emotivo, consistía en que las cuatro ninfas blancas, esparcían flores malvas sobre los cuerpos de las chicas muertas.
Toda esta intervención artística, estuvo en todo momento acompañada de música en directo: una batería, magistralmente tocada por nuestro compañero Diego Álvarez y tres vientos: un saxo, un trombón y un clarinte. La música en directo, en un par de momentos, se combinó con una bellísima y lírica música grabada.
El resultado fue impactante y más de uno acabamos llorando.
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