martes, 4 de febrero de 2014

LOS SATISFECHOS







El viernes pasado, en el Teatro de la Paz, tuvimos la inmensa suerte de asistir a la representación de una obra que nos mantuvo pegados al asiento, debatiéndonos entre el sufrimiento, la sorpresa y la risa afilada. Esa obra era Los Satisfechos, la compañía, Trasto Teatro, de Málaga, los actores solo tres (y estaban sembrados) y el director, Raúl Cortés, sevillano, de treinta y pocos años, que lleva ya sobre sus hombros varios premios de renombre y que empieza a destacar en el mundo, siempre difícil, del teatro.



 



Los Satisfechos es un retrato de la “jambre” (no del hambre), a través del humor envenenado, pero ingenioso, de los miserables de la historia. Un espejo que devuelve la imagen canalla de aquellos que lo perdieron todo, absolutamente todo, salvo el sentido del humor. Tres personajes que deambulan entre los escombros del día a día, desafiando el destino que había previsto para ellos: el drama compasivo de los desposeídos. Lejos de regodearse en el victimismo, le plantan cara a la vida con desparpajo y valentía, mirando siempre hacia adelante, conscientes de que ese es el primer valor de su rebeldía.

Trasto Teatro se adentra en un texto que explora los grandes conflictos y pasiones humanas. Son hijos de nuestro tiempo, el siglo XX, tal vez el más apegado al espanto, el horror y la destrucción de la historia de la humanidad. Sin embargo, sus  piezas tratan de superar el pesimismo que nos contagia la época. Como si, entre tanto desconcierto y toda la derrota, revolviesen los cubos de basura de la existencia, a ver si hallan un poco de esperanza.

Allí estuvimos, totalmente absorbidos por la situación que estos tres magos de la escena nos proponían, una servidora y algunos de los más amantes del teatro dentro del Bachillerato de Artes Escénicas. Fue un verdadero placer.

 

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